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Érase una vez dos hermanos gemelos que pensaban que siempre estaban castigados. Cinco partes tenían cada uno y una uña en cada parte.
El Jefe-Cabeza-Pensante los encerraba en unas horribles, calientes, apestosas y apretadas botas de cordones.
No podían hablarse durante muchas horas, aunque el Pie Derecho gritase al Pie Izquierdo y al revés.
Pero estaban tan compenetrados que cuando uno iba delante el otro le seguía: uno, dos, uno, dos...
La mejor parte del día era cuando Jefe-Cabeza-Pensante volvía del trabajo y se metía en un sitio con el agua tan caliente como el fuego. Entonces los hermanos descansaban y coloraditos como un tomate se ponían. Luego, en un sitio muy blandito se posaban y muy bajito hablaban.
Un día, Pie Izquierdo se enfadó muchísimo, harto de estar encerrado en aquella estúpida bota. Pie Derecho le convenció de que debía estar agradecido porque las botas se habían creado para que fueran usadas por ellos.
A la semana siguiente el Jefe tropezó jugando al fútbol y se rompió el tobillo y tres dedos del Pie Izquierdo.Lo operaron y pasados tres meses se recuperó.
Pero la crisis comienza cuando el Jefe se queda sin trabajo y les obliga correr muy rápido. Siempre de acá para allá. Estaban como locos.
Por fin el Jefe encuentra trabajo en Sudamérica y allí ocurrió lo mejor que les había pasado nunca: ¡Hacía calor!
Jefe cambió las horribles botas por unas chanclas que dejaban los pies al aire y podían hablar cuanto quisieran.
Pero dos meses después comenzó una guerra y por desgracia un jeep del ejército pisó sin querer a Pie Derecho y lo aplastó. El problema era tan perjudicial y peligroso para su pierna que se lo tuviero que cortar y Pie Izquierdo se quedó solo y triste.

Cuento escrito por Pablo Guerrero 11 años.